Lo toqué con ternura
acariciando cada rincón con dulzura,
lo besé a más no poder
como si temiera volverlo a perder;
me tumbé en su piel morena
y le sonreí a la luna llena.
Observé su frescura
y la grandeza de su verdura.
Lloré en sus mares
para alejarme de todos los males.
Borramos el exilio
y los duros años que pasamos pidiendo auxilio.
Alzamos con fuerza nuestra bandera
dándole la bienvenida a la nueva era.
Cantamos a la nación
riéndonos de la ya muerta represión.
Homenajeamos a los héroes que sufrieron la tortura
por haber mantenido nuestra cultura.
Demostramos al mundo lo justa que es nuestra causa
y por fin pudimos gritar sin ninguna pausa:
¡Marruecos escucha,
la RASD ha ganado la lucha!
Fue un sueño, sí, pero uno de esos que siempre se repiten; por lo tanto, yo creo que pronto se hará realidad.
Ojalá pueda ver mi país, pisar su arena, nadar en sus aguas y tumbarme al lado de alguna palmera. Ojalá lo vea pronto en libertad y pueda abrazar a la familia que nunca conocí. Ojalá pueda pasearme por las calles del Aaiún sin temor a ser condenada por ser saharaui; ojalá venza pronto la justicia. Ojalá acabe pronto esta pesadilla: estos años de olvido en el peor desierto de los desiertos (la "hammada" argelina) y el infierno que viven los saharauis en los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental.
Fue un sueño, sí, pero ojalá se cumpla. Ojalá, ojalá, ojalá...
Inchallah.
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