lunes, 26 de septiembre de 2011

LA CÁRCEL DEL CIELO

Aquí os dejo un poema que escribí a principios del año 2011, cuando ocurrió una de las desgraciadas más recientes del pueblo saharaui  y el movimiento que comenzaría las revoluciones árabes:la creación y el desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik


En lo más inhóspito del desierto,
hay un pueblo sediento
que pide a los cuatro vientos
Ayuda sin más miramientos
En un lugar de la Hamada
hay un pájaro que añora la tierra amada
y que pide sin cesar
ayuda para poder volar.
En un lugar del cielo
hay un muro de hielo
que divide con ambición
a familias sin compasión.
En las placas heladas
hay miles de palomas atrapadas
por el más duro invierno
que se ha convertido en un temido infierno.
Los pájaros son asesinados
por cazadores malintencionados,
que utilizan políticas terroristas
ayudadas por aliados materialistas,
que superponen los derechos humanos
frente a supuestos intereses de los ciudadanos.
Después de leer este poema
me gustaría que te quedaras con el siguiente lema:
“si escuchas al viento,
oirás un llamamiento
de un pueblo herido
que teme caer en el olvido”.


miércoles, 7 de septiembre de 2011

Fue un sueño...

Lo toqué con ternura
acariciando cada rincón con dulzura,
lo besé a más no poder
como si temiera volverlo a perder;
me tumbé en su piel morena
y le sonreí a la luna llena.
Observé su frescura
y la grandeza de su verdura.
Lloré en sus mares
para alejarme de todos los males.
Borramos el exilio
y los duros años que pasamos pidiendo auxilio.
Alzamos con fuerza nuestra bandera
dándole la bienvenida a la nueva era.
Cantamos a la nación
riéndonos de la ya muerta represión.
Homenajeamos a los héroes que sufrieron la tortura
por haber mantenido nuestra cultura.
Demostramos al mundo lo justa que es nuestra causa
y por fin pudimos gritar sin ninguna pausa:
¡Marruecos escucha,
la RASD ha ganado la lucha!




Fue un sueño, sí, pero uno de esos que siempre se repiten; por lo tanto, yo creo que pronto se hará realidad.
Ojalá pueda ver mi país, pisar su arena, nadar en sus aguas y tumbarme al lado de alguna palmera. Ojalá lo vea pronto en libertad y pueda abrazar a la familia que nunca conocí. Ojalá pueda pasearme por las calles del Aaiún sin temor a ser condenada por ser saharaui; ojalá venza pronto la justicia. Ojalá acabe pronto esta pesadilla: estos años de olvido en el peor desierto de los desiertos (la "hammada" argelina) y el infierno que viven los saharauis en los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental.
Fue un sueño, sí, pero ojalá se cumpla. Ojalá, ojalá, ojalá...