Para dar comienzo a este blog me gustaría empezar diciendo cuál es la finalidad del mismo y porqué se me ha ocurrido crearlo. Antes que nada debo añadir que soy una exiliada saharaui que nació refugiada en los campamentos saharauis de Tindouf (Argelia) y que desde que tiene uso de conciencia está luchando por la libertad de su país, algo que su familia y su pueblo llevan haciendo desde 1884, cuando España ocupó “legalmente” el territorio del Sáhara Occidental. Para continuar debo añadir que no voy a hablar de la historia del Sáhara porque en la red hay miles de artículos, vídeos, documentales…no quiero ser repetitiva. Con este blog lo que quiero conseguir es transmitir los sentimientos que siente una joven refugiada o mejor dicho, una exiliada. Quiero difundir (aunque no sé si lo podré conseguir) al mundo lo que es sentirse olvidado, lo que es saber que tienes razón, que lo que pides es legal, que estás en tu legítimo derecho y sin embargo la justicia, “tan justa ella”, te de la espalda. Quiero que todo el planeta sepa lo que es sentir una y otra vez las puñaladas de las grandes potencias mundiales, sólo por los intereses económicos que pueden haber en tu tierra, una tierra que tú nunca has visto y en cambio, es como si la conocieras de toda la vida…Llevo tantos años soñando con verla, con tocarla, con sentirla…He visto tantos vídeos, tantas fotos a lo largo de mi vida…He leído tantos artículos, noticias…
Cuando era pequeña no entendía porqué yo no era como los demás niños. Porqué no había visto mi país, porqué no lo podía ver, porqué había nacido en campos de refugiados, porqué siempre tenía que ser una extranjera fuera a dónde fuera (hasta en los campamentos de refugiados soy una extranjera; eso no es el Sáhara, eso es Argelia). No entendía (ni entiendo) porqué la gente no tiene corazón, porqué la gente es tan avariciosa...¿Tan importante es el dinero? ¿De verdad es tan importante como para prohibir a un pueblo entero (mujeres, hombres, niños, niñas, ancianos, ancianas…) el derecho de ser libre? ¿Es tan importante como para construir un muro de 2700km? Un muro minado, que separa a miles de familias, que ha causado incontables víctimas; un muro mucho más peligroso que el de Berlín, el peor muro del mundo y por desgracia, sigue siendo el menos conocido de todos. A causa de ese muro, y de la cantidad de fuerzas militares marroquíes que hay en él y en general en los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental, mi país es conocido como “la mayor cárcel del mundo”.
Yo, como la mayoría (o todos) de los saharauis de mi edad, ni siquiera conozco a la mitad de mi familia. Llevamos separados desde hace 35 largos años, mis abuelos no ven a sus hermanos, mis padres no ven a sus tíos…¡¡hay gente que no ve a sus hijos, padres, hermanos…desde hace más de tres décadas!! ¡¿Dónde está el mundo?! ¡¿Dónde están los derechos humanos?! ¿Cuántas personas se enteran de la represión que viven los saharauis A DIARIO EN EL SÁHARA OCCIDENTAL? Ni siquiera yo me entero…los saharauis son vigilados constantemente, en los colegios, en la calle, en sus trabajos (si es que los tienen…), en sus casas. Sólo a veces pueden subir vídeos al Facebook, o avisar a alguien por Internet…Se juegan la vida, sí, pero SON VALIENTES; siguen creyendo en un SAHARA LIBRE y hacen todo lo posible para que el mundo les mire y se solidarice con ellos.
Por otra parte están los saharauis de los campamentos de refugiados, ésos saharauis que a pesar de vivir en situaciones infrahumanas, bajo temperaturas de 55ºC en verano y en invierno a veces a menos de 0ºC, viven en libertad, es decir, no están vigilados y pueden reivindicar lo que quieren. A pesar de ser un lugar difícil, yo sólo recuerdo buenas experiencias de los campamentos. Realmente no son bonitos, pero lo que les hace bellos es la gente, los saharauis que habitan en ellos y que los hacen ser tan vivos. Todos los extranjeros que los visitan dicen que les atrapan, que parte de su corazón se queda allí, con los saharauis. Yo debo decir, que TODO MI CORAZÓN se ha quedado con ellos; se ha quedado en las dunas, recorriendo los campamentos, empujado por el viento. Por eso, a mi me gustaría ser como el viento y llevar palabras solidarias al desierto.