martes, 17 de julio de 2012

Palabras de una ex-refugiada,deseos de una exiliada. PRIMERA PARTE


 A menudo recuerdo mi infancia y me asombro del giro que ha dado mi vida. ¿ Quién me diría a mi hace 12 años, aún siendo una niñita inocente, que acabaría viviendo en otro país? Un país totalmente diferente, situado en otro continente diferente, con un idioma y letras diferentes, rodeada de gente y costumbres tan diferentes a las mías…
Hace más de una década para Afaf era normal vivir en un campo de refugiados. Ella, como otros miles niños saharauis, había nacido refugiada, sin agua, sin luz y sin las necesidades básicas par aun ser humano; pero como era lo único que conocía no le parecía nada extraño.
Su vida no tenía nada que ver con  la de sus futuros amigos occidentales y seguramente ellos nunca se habrían imaginado que algún día conocerían a una saharaui, que les contaría que Marruecos había invadido su país y que debido a eso ella había nacido en una tienda de campaña (en medio de uno de los peores desiertos del mundo) y que como no tenía juguetes, ella y los demás niños saharauis buscaban huesos de cabras muertas para hacer muñecas. Los amigos occidentales de Afaf tampoco sabían que de pequeña hacía coches con latas de atún, que les llegaban de la ayuda humanitaria, y televisiones con cajas de cartón.
Afaf había escuchado incontables historias acerca de su Sáhara pero no entendía porqué Marruecos era “malo” y no dejaba a su pueblo ser libre. Deseaba con todas sus fuerzas poder abrazar a la familia que nunca conoció y de la que, sin embargo, había oído hablar tanto. Soñaba, y sueña, con poder derrumbar el peligroso muro que atraviesa su país, con exterminarr las millones de minas que lo rodean y con hacer desaparecer a los miles de soldadods que lo vigilan.
De pequeña le decían que en el Sáhara había mar y que cuando fueran libres iba  a poder meterse al agua cada vez que hiciera calor. Afaf no sabía lo que era el mar pero se imaginaba un terreno igual de grande que su tienda de campaña o su habitación de adobe pero lleno de agua. Para ella eso era más que increíble, no se imaginaba tanta agua junta.
Sus mayores también le contaban que en el Sáhara había ríos, palmeras, muchos peces nadando en el mar (lo más parecido a un pez que la niña había visto eran sardinas enlatadas procedentes de las caravanas solidarias) y pozos llenos de agua.
Durante los 8 años que Afaf estuvo en aquellos campos de refugiados fue construyendo un mundo de fantasía en el que todos los saharauis no volverían a pasar sed durante la dura época del verano en el desierto argelino, ya que ella confíaba plenamente en que añgún día serían libres y que podrían disfrutar de todas las maravillas que existían en su tierra.

lunes, 5 de marzo de 2012

¿LAS ROSAS FLORECEN EN EL DESIERTO?

Aquí os dejo un poema que escribí cuando tenía 16 años.
Todavía recuerdo la noche en la que lo escribí...Me había pasado la tarde-noche leyendo noticias, viendo fotos y vídeos de las torturas que recibían mis hermanos saharauis de los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental. Además de eso, me acordé de mi infancia y en las condiciones en las que vivía en los campamentos de refugiados saharauis situados en Tinduf (Argelia). Leí tantas veces que Marruecos seguía incumpliendo las cientos de resoluciones internacionales, que los saharauis estábamos en nuestro legítimo derecho de ser libres, que no habíamos incumplido nada ilegal, que nuestra lucha siempre ha sido pacífica y que aún así...el mundo nos tenía en el olvido. Sentí tanta rabia y tanta impotencia que aunque sabía que llorando no iba a conseguir nada, no me pude contener y finalmente pasó lo inevitable.
Espero poder transimitiros todo lo que sentí aquella noche: amor, nostalgia, tristeza, rabia, impotencia, olvido, esperanza, ganas de luchar...

"Yo he visto rosas en el desierto,
rosas atrapadas en un lugar muerto,
rosas heridas,
rosas acaloradas,
rosas maltratadas.
He visto rosas refugiadas
y otras muchas encarceladas.
Encarceladas por decir la verdad,
maltratadas por gente sin piedad.
Rosas divididas por un muro de espinas,
rodeado por tanques asesinos
y miles de minas sedientas.
Un muro vigilado por miles de soldados,
soldados genocidas,
gobernados por gente sin escrúpulos,
gente hipócrita y materialista,
gobernadores terroristas,
que por conseguir poder son capaces de matar
a civiles desprotegidos
y lanzarles bombas asesinas.
Bombas ilegales que escupen sangre robada,
sangre inocente.
Pero las rosas siguen creciendo en el desierto
llenas de esperanza,
luchando día a día
esperando que alguien las escuche,
esperando que el GRAN DIA llegue:
EL DIA DE LA LIBERTAD."